en savia el tiempo
difumina sus contornos,
tiene los pétalos dispersos,
encogidos,
por no ser dúctil ciencia y equilibrio
no hay hoy, y el ahora
es de goma lisa,
surrealista
ayer fue hace
setenta y tres
años, el tiempo es
una entelequia, por fin
se libraron
del gran manipulador
salgo a la luz
mortecina
que la lluvia desató en la tarde
y subo a mi coche
con un elefante gris amarrado a mi espalda,
es difícil conducir así
con este peso que me convierte en mercurio,
mercurio que se derrama
por las rendijas del garaje,
mercurio soy en la cocina
semilíquido semisólido,
dolor por dolor
busco el silencio
y sólo encuentro elefantes y mercurio
5 comentarios:
Buf... eso es un bucle chungo... Haz uso de la trompa, agárrate a algo y tiraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa fuerteeeeeeeeeeeeee
Besos
Cita
En los días densos sucede, Eloy, a veces sentimos tanto peso que alcanzarnos nosotros mismos, nos parece imposible.
Tus versos lo transmiten muy bien.
Un abrazo.
Leo.
Esos elefantes son unos pesados. De repente, se te suben a la espalda, como muy bien dices, e intentan aplastarte.
Pero hay un remedio infalible y tú, querido Eloy, lo has encontrado:
ESCRIBIR UN POEMA COMO ESTE!!!
Genial!!!
"salgo a la luz
mortecina
que la lluvia desató en la tarde".
No hay poeta sin arte en la metáfora, y ésta desata todo el poema.
Gracias, Eloy. Y un abrazo.
Leyéndote siento que la tristeza y la angustia pueden ser bellas. Recuerda, Eloy, el peso de un elefante gris puede compartirse y así es mucho más ligero.
Un beso de mercurio acompasado
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