lunes, 28 de mayo de 2018

[Puesto que la garza ha sido abatida]




Puesto que la garza ha sido abatida
antes del desuso en la charca seca
y la cigüeña rompe el instinto
porque la cornisa tiene púas ahora
que pervierten el advenimiento
el tránsito estimado de las sábanas
y las autopistas han sido tendidas
cruzadas las selvas por una mirada cínica
el conato se hace incendio en la habitación impar
las amapolas son sorbidas por el búfalo
el anillo crece y come dedos
como en los años que preceden la masacre
Puesto que es posible la rotura del hielo
a estas horas de luz en las que todo se confunde
verdades y bueyes arcas y barcos
arcenes divididos por un muro de cabeza de botón
la extendida profesión de la derrota
fusiles con percheros el ansia
de vivir en la casa en el árbol
con la raya que atraviesa el pantalón
Yo denuncio a esas manos que escampan la sal por las tuberías
Yo denuncio el grito hondo que no lleva regreso
la puerta cerrada cuando las naves queman
esa leve mueca de los capitanes
si miran desde el detrás y no ven nada
Yo denuncio a la muerte cómplice
y al animal ortopédico que pace
en las aceras del palacio
Nadie nos conoce
Yo establezco una andanada
Me abrazo al tronco de árbol de un alcornoque
como si fuera el rendido el absuelto el rehén del bosque que proclama
Pero nadie aquí
nos conoce.





jueves, 24 de mayo de 2018

La canción de A



A rayo.
A cuerpo.
A trenza de tormentas
con un amor de vendimia
y la fuerza de los pájaros en cardumen
de voces en el asalto de las puertas.

A percusión.
A viento y cortina libre.
Al lugar en el que nunca estuvimos
con la soga y el eco en la espera
de tanta herida proyectada
en el envés de los muertos últimos.

Esta canción
se arroja desde el filo de la navaja roma
y las alas se parten en dos lunas menguantes.
Con un estruendo sincopado
está llegando desde el fondo
de un cubo perfecto de piedra seca
allá donde la araña ensaya el látigo
y los sauces lloran por la muerte de su danza.


sábado, 19 de mayo de 2018

menú del día



menú del día bar restaurante
de barrio ocupo mi mesa
pegada a la pared junto a una foto
enorme de un conjunto de cabras
y en el transcurso del primer plato
un humilde revuelto de gambas y ajetes
al alzar la vista de manera banal
observo en una mesa vacía
una botella ancha de cristal
medio llena de vino tinto
y escucho a mi padre
desde el fondo del recuerdo
con esa voz de padre decir:
pásame la frasca
y como un estúpido humano
busco en el google:
frasca: recipiente de vidrio
transparente con base
cuadrangular y cuello bajo
que se usa para el vino
y un calambre de frío
me atraviesa la boca hasta los pies
mientras lloro una risa idiota
o río dos lágrimas indecisas
hasta ese momento
oportuno y certero
en el que el muchacho rumano
me acerca el carajillo de Baileys
y no sé si es
por esta soledad de ahora
o esa astenia de siempre
o el efecto circular
de media botella
de vino blanco turbio gallego
tan fresco y tan fácil de beber
por lo que el tiempo
ese brutal psycokiller del amor
se ha sentado a la mesa
y sin permiso
ha llenado de migas el mantel




lunes, 14 de mayo de 2018

semanasanta



No lo entiendo
no me encuentro
no me afecta
no me llega
al epicentro
con un sentir de bala
no me hiere
no me marca
no me escuece
no me cruza
el vientre
con su disparo de corneta
tanta tirantez de ala
tanto capirote
enhiesto
y tanta
rigidez
y anacronismo.




viernes, 11 de mayo de 2018

Epifanía




la luz de este día
es la misma de ayer
los árboles
siguen en las plazas
los perros 
salen dos veces al día
ficho
a las 8:45
y vuelvo a aparcar
junto al ambulatorio
pero hoy
con los cuchillos aún calientes
manchados en rojo
hoy que
a nadie le hace falta
hoy de marzo
hoy 2018
hoy miércoles
hoy ceniza de los otros
hoy
el maniquí
está
desnudo





domingo, 6 de mayo de 2018

Rep.


No queda nadie nadie
queda de los que partieron
con la camisa manchada en cielo.
Los autobuses ciegos la marea
automovilística
se empeñan en refutar este estado de sitio
donde el palo la zanahoria
la mordaza la esquina interior
y las repeticiones
las repeticiones las repetic
iones
las
re
pe
ti
ci
o
nes
No sé dónde quedaron
los tiempos quedos
en los que la hierba crecía
como crece un cuerpo
afilando las distancias
a cada pisada otoño o disidencia,
en la tormenta de paraguas
descienden sonidos
abisales sobre la piedra
de la calle ya mojada
en la hora del reloj
hay una sutura de pistola de plástico
una queja de badajo en espiral
la trenza de una onomatopeya
charcos en los que desaparecer
la noche antigua de los amantes.



miércoles, 2 de mayo de 2018

[Al final del calendario]



Al final del calendario
en el ronco
rugir de la palabra
donde el viento surca
un móvil remolino de hojas
en el momento diáfano
en que se escribe el poema
cuando regresamos al día
en que fuimos seres libres
sobrevivientes
a la tarea diaria
del ahora.