domingo, 28 de noviembre de 2010

3 ó 4 segundos

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el mar era un negro manto
protector, y su oleaje
dulce letanía
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y fui feliz
unos segundos
largos como una vida,
aquellos que van
de una ola
a la ola que inmediata
le sigue
en su mecánico y ordenado
fluir de mar
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fui feliz
como lo fue aquella gaviota,
feliz hasta los zapatos
felices las contracturas
las ansiedades felices
y los insomnios
-también ellos-
fueron felices
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sé que el futuro
será una línea
de barcos
en el horizonte
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sé que habrá derrotas
a los puntos,
suturas,
cicatrices
y abismos que se derraman
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habrán teléfonos heridos,
rabia en los dientes
y en las manos
dolor urgente de fin de semana
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pero yo,
una vez,
fui feliz
frente al mar
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miércoles, 24 de noviembre de 2010

Blogueando: Dos poemas de Amelia Díaz.











Paramnesia.



Sonríes cuando te digo:
“tendrías que haberme encontrado
en la parada
del bús de la facultad”.


Te emocionas y susurras en mi oído:
“sería un sueño”.
Pero el sueño es ahora.
Ahora que no lo vivimos.

Tal vez nos encontramos en otro siglo.
En otras paradas,
en otros libros.
En los bares de la tarde.
En el jardín botánico.
Pero no nos vimos.

En aromas que recordaban
un mundo perdido.
Un déjà vu de roces,
de caricias de viento,
de suspiros.
Pero no los olimos.

Y, ahora, sonríes cuando te digo
cuánto nos amamos
en ese tiempo
cuando no nos conocimos.





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Un puzzle imposible





A veces
me despierta a golpes la mañana
y me encuentro esparcida
por toda la habitación.

Desmembrada, rota, desperdigada…
Con manos ciegas voy recogiendo
los pedazos inconexos.

Recojo mis piernas abandonadas
a los pies de la cama
y las ensamblo a las caderas
que quedaron olvidadas más allá,
cerca de la puerta de tu recuerdo.

Mi espalda,
que tanto gustabas recrear,
se torna puente de unión
entre las nalgas y el cuello.
Infinito sentir de marejadas.

Recompongo la sonrisa
en labios agrietados
y tiño con rojo la seda de mi cabello
mientras se desenmaraña
la memoria de tus caricias.

Una a una reúno las piezas
de este puzzle imposible
y, con un ligero dolor al apretar,
voy tomando forma de nuevo.

Pero, indefectiblemente, esas mañanas
lo que más cuesta es acoplar el corazón.

Creo que el hueco se ha quedado pequeño
y no termina de encajar.



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Amelia Díaz

mar eterno


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martes, 23 de noviembre de 2010

El amor y el tiempo.

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Yo no quiero un amor oficinista
un amor de raíles y rieles
un amor turista de temporada alta
amor higiénico amor invernadero
no quiero un amor de amormíotequiero
amor de sábado a las doce
amor dictado
plusvalía amor hipoteca amor
amor de saldo
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Yo quiero un amor paracaidista
yo quiero un amor abecedario
un amor de literas en los trenes
amor pantera amor guepardo
senderista amor de lunes y de jueves
corsario amor dolor amor
amor que suda
amor por los costados
amor derroche.
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lunes, 22 de noviembre de 2010

Día de visita.

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Hoy
voy a ver a mi madre
y una mordida insolente
me carcome las costuras.
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Ella no me espera
ella no espera
a nada y a nadie
pero sabe
que la muerte no es eterna
y la veré diluirse entre mis manos
las suyas
amasando estériles
la blanda superficie del invierno.
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Jugaremos
a intercambiar nuestras provincias
yo, la de alto, serio y con corbata
mi madre sera niña
pequeña, lisa, breve, llana
y cerraremos
con un giro asombroso
los grifos de la tristeza
las vacas grises de la tristeza
el aroma del café de la tristeza
la nieve sucia que amasa la tristeza
la tristeza matinal de la tristeza.
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viernes, 19 de noviembre de 2010

Mediterráneamente Noviembre.

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Los poetas
y las poetas
recitan:
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mar azul como tus ojos
nubes del dolor
cielo y amor
crepúsculo y aurora
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pero no dicen:
cangrejo austero
arena estéril
calamar enamorado.

Las poetas
y los poetas
escriben:
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amanecer en tu cuerpo
mar que nos abraza
hay dos lunas en tus ojos
aurora y crepúsculo
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pero no dicen:
almas en desguace
océanos elipticos
percebes tatuados.
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jueves, 18 de noviembre de 2010

Blogueando: "a pesar", un microrrelato de Odile.

A pesar de este cielo gris de otoño y de lo lejos que queda el plácido verano, corro bajo la lluvia como una loca desbocada y mis pies me acompañan sin saber dónde van. A pesar de este gris asfalto que me devora sin pausa, salto bajo la lluvia con el corazón vestido de gala y con una sonrisa llena de pecas que me delata. A pesar de este laberinto de edificios anónimos, me empapo bajo la lluvia y me trae sin cuidado porque mis alas impermeables me elevan por encima del resto de los mortales. A pesar de esta noche anónima llena de soledades, me siento mortalmente viva bajo la lluvia y mis ojos regalan colores a esta ciudad que aborta a diario historias sin destino.
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Todo a pesar de esta lluvia, porque tú me estás esperando.
Odile
(Ilustración: Umbrellas of New York / Kal Gajoum)

martes, 16 de noviembre de 2010

... de tu nombre y un enigma.

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lanzo al aire el sonido que es tu nombre capicúa
tercamente y sin motivo
y es hermoso saberte con un nombre
ése que mi boca declama
mansamente y sin motivo
y en sus letras hay un enigma que me reclama
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un enigma de playas invernales
que planea tareas en las nubes
de los años que no acaban en impares
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manifiesto ciertos síntomas enfáticos ante la colonial
odisea que encierra tu osadía
la de llenar de burbujas mi mañana
y ponerme en los ojos venda y noche
para que duerma encendido y no pueda
ver más allá de tus colores
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dejaré los sentimientos en remojo
rebajaré la ansiedad que me comprime
si despierto y no te veo
en el hueco silente que mira a la ventana
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seré sumiso si tú eres tacto
acción, si tú palabra
calma azul, tú mar en brega
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retornaré a mi claridad certera
con pasiva resistencia a lo vivido
que las olas y las nubes me acompañen
si tiramos a la mar nuestros anillos
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lunes, 15 de noviembre de 2010

cangrejo


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un cangrejo en la playa
tiene el color de la arena
y la sal en sus ojos de cangrejo
con que me mira
y plantea
preguntas
que me hieren como rayos
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yo le hablo
y le digo
que quisiera ser cangrejo
como quisiera ser mar
y alojarme
entre la arena y el cielo
y jugar con las mareas
y el sol
mediterráneo en noviembre
y desde allí
plantear preguntas
que hieran como rayos
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viernes, 12 de noviembre de 2010

Somos el tiempo que nos queda.

¿Cómo evitar el simulacro,
cómo vivir sin desvivirnos?
Surcan los días por tu vientre,
somos el tiempo que nos queda.
JOSE MANUEL CABALLERO BONALD
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Los cuerpos, cómplices, se entrelazan,
utilizan sus múltiples estrategias,
simulacros, al fin, carne entregada
que ignora la verdad de lo que somos.
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Somos el tiempo que nos queda.
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¡Cuántas las noches sin sueño!
amanecer, repetición, recuerdos,
letanía de lágrimas en la lluvia,
miramos adelante en las cornisas.
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Somos el tiempo que nos queda.
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El aroma humilde de la tierra
cuando empieza a llover, el beso
aquel, las celdas de la memoria
un futuro fugaz, inconjugado.
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Somos el tiempo que nos queda.
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Los relojes se deshojan en galaxias
infinitas creadas en segundos,
las distancias incorporan un enigma
que nos mira desde atrás con alma fiera.
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Somos el tiempo que nos queda.
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Si el pasado es una apuesta cartesiana
bajaremos las persianas del olvido,
somos y seremos siempre sombras
senda que la lluvia acompaña con sus pétalos.
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Somos el tiempo que nos queda.
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Nos queda el tiempo y lo que somos,
quedan la palabra y las acciones,
el amor que nos amó y que , tal vez,
amamos a destiempo y sin permiso.
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martes, 9 de noviembre de 2010

Señales.

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Una mañana
como todas las mañanas
del mundo
la miró diagonal
en la cama
dormía
con el mismo gesto en el rostro
de vigorosa ternura
pero con un halo de luna
otrora no compartido.
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Hacia las tres
en la cocina
le sorprendió un tono en su risa
más infantil si cabe
y en el espejo
minutos más tarde
le descubrió un lunar
hasta entonces
no contabilizado
justo en el hueco perfecto
de aquel su altar favorito.
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Cuando cerró la puerta
le pareció que era
ahora más alta
más grácil
más risueña
como otra siendo la misma
la de siempre, sin ser ella.
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La noche
llegó sin compromiso
como todas las noches
hasta entonces
y entonces
aún aturdido por las señales
notó en sus manos
-las de ella-
un ejercicio de suavidad no acostumbrado.
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Tras las palabras y el tiempo
les venció un cansancio pactado
con sueño, sin sueños, ella
sin sueño, con sueños, él
y un desnudo
gatuno y femenino
le puso platos en los ojos
a él
tan vencido por semanas y almanaques.
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No supo conjugar aquellos datos
se dió tiempo
con rutinaria atención a las persianas
y allí
en ese instante
cometió un error inesperado:
miró a lo alto
y un eclipse de luna parcial
dejó un enigma de luz en sus pestañas.
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lunes, 8 de noviembre de 2010

Imperativos.

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Mírame
como si no existiera el tiempo,
mírame como se miraban ella y él
aquella noche.
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Miénteme
con la falacia de la inocencia primigenia,
cuando no éramos nosotros, cuando eras
mujer así sin comas.
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Las maletas del verano reposan raídas por la escarcha
y en la piscina, las hojas secas
son el mar que tu cuerpo
nadando abrazaba
en las tardes del vértigo invisible.
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Ya no hay playas imposibles, y el amor
es un lógico ejercicio matemático,
pero estoy dispuesto a quemar las naves en la orilla
y perecer ahogado a dos metros
de tus rodillas.
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Devuélveme
la mujer que amé,
que amo,
que amaré,
déjame entrar en tus trigales sin permiso.
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domingo, 7 de noviembre de 2010

The Misfits.

(fotografía de Bruce Davidson)
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En el firmamento de los vencidos

hay estrellas para todos los abrazos.

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Ya no quedan caballos salvajes

en las montañas azules.

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Los tiempos están cambiando

-lo dijo Dylan, lo dirá Dylan-

y la muerte acecha, tranquila,

bebiendo whisky tras los focos.

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jueves, 4 de noviembre de 2010

Las tardes y el tiempo.




Los parques en la tarde son oleicas estructuras,
impredecibles mareas
punteadas por gritos y carreras,
vértigo del ahora, y todo ya,
y los números son dedos
y los dedos son pistolas
que imaginan.
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Las tardes en los parques y noviembre
tienen una prisa atolondrada
por desgranar minutos en remojo
y hacer del tiempo una ilógica medida.
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Tienen los parques y las plazas esas tardes
un color eléctrico, estridente,
un sonido azul de atardecer y ciudad
que no conoce la negrura del escarnio.
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¿Qué quedará de las tardes y los jueves
la merienda, los saltos, ese olor
tan blanco, como de ropa amable?
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¿Qué no volverá,
qué se perderá en la bruma
anónima del olvido,
qué nos quedará mañana,
las ramas secas,
una locura pertinente,
la implacable erosión de lo vivido?
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lunes, 1 de noviembre de 2010

Insomnio (y II).

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En mi amoroso insomnio
te imagino aletargada.

Duelen las horas como heridas
blancas, duele la ausencia
duele la vida.
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Tú, toda luz, me amaneces
me vives, me duermes, me existes,
y la lluvia es feliz aventura en la ventana,
el limonero cándido y la torre sin reloj
saludan las costuras de mi espera.
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Y hasta el insomnio azaroso es sólo un pliegue,
un ritual, tendido y leve,
una piedra infeliz en mi zapato
que quiere ser una más
de las fieles superficies que tú pisas.
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