viernes, 29 de abril de 2011

I vitelloni.

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los que tiran la piedra
y muerden la mano

los que venden el fraude y cultivan
la paranoia

los del apocalipsis concertado
los voceros
sin pudor
necios hasta la amígdala

los mismos perros de siempre con el collar de siempre

los de blanco impoluto
y la camisa planchada en los armarios
de rebosante cadáver

los que fusilan y después
preguntan
y comprueban

los del sesgo y la siega
y el paseo en la sien, de madrugada

los que adoran al tótem
ego bilioso del anti todo

los del barro hasta los ojos
los licenciados
en heces esparcidas

los que pervierten el asco
desenterrando entrañas
zaheridos del error ajeno

los que gritan más alto
para tener más razón

los consentidos de las rotativas
los cómplices del siniestro

los de la paja en el ojo
y la viga en la vida

los adláteres
de las facciones
de las hordas
serviles

los descerebrados


los inútiles


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jueves, 28 de abril de 2011

Simple elogio de lo simple.



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Era una tarde dócil, el mundo
aún no era un reclamo
un paisaje para el despliegue de los cuerpos



Me acostumbro al placer de las cosas simples
contemplar el desvaído vaivén
de las olas
ver mi reflejo en la ventana
mirar las nubes
crecer
abrazar un árbol
pisar
la tierrra, que un día nos reclama
caminar
senderos, y asombrarse ante el destello
un estallido de color que nos enlaza
cosas tan simples como el vértigo
en el rubor y el labio.


Era una tarde de nubes indomables, y tú

reías como nunca
reías como antes.

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lunes, 25 de abril de 2011

Poetas de guardia: Entre copa y copa, de Gabriel Celaya.

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Ponme otra copa. Veremos.
¿No somos felices? Mira el cielo.
Si me echara al abismo, me caería hacia arriba
como en tus dos ojos de noche invertida.
Ponme otra copa que estoy temblando.
Tirita el cielo
y las estrellas me hacen señales.
Ponme otra copa. Veremos.
¿Somos felices o no lo somos?
Ponme el deseo
como la luna su luz oscura.
Ponme. Te quiero.
Ponte. En el cielo se abre la nada
y aquí lo nuestro.



Gabriel Celaya



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jueves, 21 de abril de 2011

Senderismo emocional.

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Debo regresar al sendero
que desbroza la soledad de los pinos,
retomar la caricia
de la tierra preñada de lluvia,
caminar y ser un hombre
anónimo, un hombre vegetal
que amanece cresteando cimas
con la altura fusiforme
de un mar entre los ojos.

Este cielo de fragua mineral,
rabioso azul trae a la tarde
una calma insólita,
una paz acurrucada, senda y vida,
un ardid de infantil travesura
a mi seco trotar de entresemana.

Santificaré el Domingo
entre botas y raíces,
abrazaré a los árboles
sin haberlos conocido
y vestiré a las piedras de sudor y grama.

Me dejará el Sol una pátina
de alegre desmesura, un barniz
de piel nueva entre las sienes
y guardaré este día, aún no vivido,
en el tercer estante intercostal
junto al pánico vil, la soledad
no compartida y el dolor
que un día, llegará para quedarse.


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domingo, 17 de abril de 2011

naranja (II)

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me dices
anoche
me gustó
yo estoy solo y miro la ventana
una línea blanca
de avión
parte el cielo
ahora recuerdo
que dibujamos números
y las sábanas eran rojas
y era tuya esa anónima tersura

he soñado
tú nunca estás en mis sueños
eras
lisa como una ola
y yo
viento surfista
lengua mano y espuma
ahora recuerdo
la luna me mira
y yo le pregunto
creciente
o menguante
ladra un perro y nadie
le contesta
estamos solos
en la habitación naranja


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jueves, 14 de abril de 2011

El mejor verano.

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Llegará el día más largo
de algún larguísimo verano.

Con el alba indecisa
subiremos al coche
ebrios de silencio
y matinal frescura.

El Sol esperará su turno
con amistosa ventura, las calles
ya llevarán ese olor
a tierra mojada y a lluvia
recién cortada.

No habrá palabras que superen
tu mano en la mía
ni miserias que atrapen
el cotidiano fluir de la rutina,
tan solo un tiempo ensimismado,
amoroso rehén, elástico
tiempo sin tiempo a que aferrarse.

... y será el día más largo
de algún larguísimo verano...

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lunes, 11 de abril de 2011

Vida.

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En la nocturnidad bifronte
yo me fío a su fluir enarenado.
Embolos engrasan la ondulación más placentera
y atrás queda el ritmo comercial de las metrópolis.
La cascada es silencio, claridad líquida,
salvaje jaguar en la espesura,
riendas que curvan la inútil levedad de la palabra
cuando la belleza estival anida
como brutal enredadera
en los hombros de las mujeres.

No veré ese rubor certero, boca en boca,
los dedos buscan la caricia perdida
en el remoto lugar que es una noche
de amnésica ilusión y privilegio,
cierto caudal que irreverente me diluye,
limo y arena, hacia el delta de los sueños.

Convexa posesión, cuerpo con cuerpo,
tiembla la luz en los candiles
y gira con galáctica armonía
la vida en los confines del planeta.
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martes, 5 de abril de 2011

(...)

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Hoy no vomito palabras,
hoy las frases me nacen lisas, romas,
versos del tedio y la nada.

Miro al cielo y el Sol
como astro refulgente
no me sirve,
solo bola de fuego
que nos sobrevive.

La primavera en los balcones
es una promesa que no alcanza
para dos buenas líneas inconexas.

Escribo en blanco sobre papel blanco
y me abandono a la inútil espera.

Hoy no escribiré un poema.


lunes, 4 de abril de 2011

Hasta siempre Zúñiga, nos quedan tus palabras.


sòlo el amante

No importa, no, la vida, vivir es lo que importa.
La vida es la querencia, apegarse a la forma
de ser de los que viven, aferrarse a la muerte
inexorable, cierta. Vivir es otra cosa.
Las sartenes
con forma de lunas enlutadas, las sábanas
cumpliendo su papel de mortaja,
las cárceles sentidas como dulces hogares
y las palabras dichas en el momento justo:
la vida es eso.

Callar,
querer amar, sentir en las entrañas
la indecible tristeza de saberse querido,
todo lo despreciable porque no tiene precio
y la locura última de anhelar lo que es tuyo:
eso es vivir.

Sólo vive el amante, lo demás es la vida.



José Luis Zúñiga