lunes, 28 de octubre de 2019

Y yo me muevo



Dime qué hacemos
en ese punto de luz
que se mueve en el cielo de la noche.

Somos nosotros los que nos miran
desde aquel lugar ya inexistente?

Dime que la belleza resiste
y que ayer solo fue
una palabra inútil.
Dime que estás cerca
y yo me muevo.



viernes, 25 de octubre de 2019

el sonido del mundo


el limonero en la huerta de marzo
cuando los ciclos aprietan
y en la fuente rumorosa
moscas del primer estío
allá donde la umbría se alfombra de ocres
el silencio del viento en la loma
el crepitar de una hoguera
que empieza a quemar
arrancarle al naranjo una mandarina
comerla despacio
contemplar el trabajo imprescindible
de las abejas
darse al sol
darle al sol
un hola y un hasta
mañana
dejarse ungir
por la tormenta de agosto
respirar pinos a pulmón abierto
y que el grillo nos cuente su historia
dejar a los pies libres de costumbres
que el río los recoja
cerrar los ojos
escuchar
el verdadero sonido del mundo



miércoles, 23 de octubre de 2019

Desierto dos



La calabaza
cambia de estado
en la olla Duero.
La cocina es
una nave varada
esparcida en blancos.
Yo accedo
al grado temporal
de semisolo
y como una gaviota
extraviada de instinto
olvido el mar
y piso la arena
que ahora es
un desierto.




lunes, 21 de octubre de 2019

Desierto rojo


Es la memoria aquella pisada
huella ineludible a la que el barro del caminante
deja su impronta de tiempo.
Éramos.
A veces con descaro
la noche y la ventana
la palabra algarabía
actores de una extensa historia
química y legado
la alfombra voladora trizada
por las agujas sagaces de los ciegos creyentes.
Dimos vueltas lunares a la bajamar de piedra
narcotizados por enzimas poderosas
la memoria aún
no era una palabra plena
los faros ascendían seguros
desde las ensenadas
abrían sus luces para nosotros
hojas de plata a ambos lados del deshielo.

Imaginar la playa. Elegir
nuevas simbiosis
para los días infértiles.
El desierto
también puede ser una casa.




martes, 8 de octubre de 2019

Gorbea


En el tapiz de hojas secas los cuerpos se saben ingrávidos, transparentes
un hálito de luz en la umbría es el silencio
que cubre la trenza de los árboles.
Peregrinos del hedonismo
lanzan la herida en hojarascas
devuelven al amparo su gratitud
sus pasos en la senda
se detienen a adivinar taxonomías
idean un decálogo absurdo
dialogan sobre ancestros y meteorología
ladean sus siluetas como siameses.
Han llegado hasta aquí carentes de prólogo
y en una cruz antigua han reparado su hambre
con frutas rojas.
Los caballos les ignoran
siegan el monte y fecundan la tierra con sus heces
parecen distraídos, distantes y dóciles.
A veces, se hunden en el manto como raíces
para aferrarse así a la vida que vendrá y desconocen.
Otras, el poema les sorprende de espaldas
abrazados al abedul más cercano
con los ojos inmóviles de mirar ahora.
En el cerca se escuchan cencerros
y en el lejos remotas campanas de iglesia.
Comprenden que el tiempo tiene una doble lectura.
El regreso es por un sendero distinto.
En cada encrucijada se miran a los ojos.


miércoles, 2 de octubre de 2019

Txatxarramendi



Qué guardar de este día.
El cambiante espacio en el que
somos figurantes de una sobria mise en scene
parte de un fondo que se revela
al inexistente espectador de este juego.
La isla. Ava en el bosque
bajando las escaleras de piedra.
Lleva un vestido negro.
Intuye el poder de su personaje..
Estamos pisando el tiempo heroico
de los marginados. Somos destello.
Ella nos alcanza en la cueva de los sueños.
Qué conservar que no esté dicho
la calma en la senda junto al embarcadero
la última luz en el puerto
mordida la luna por el perro del mar.
Cinco barcas cruzan la ría.
En las rocas emergidas por la bajamar
tres cormoranes negros
ejecutan el sortilegio del instinto.