lunes, 20 de diciembre de 2010

Blogueando: Cuatro poemas de Batania.

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Los tiempos esenciales.
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Quiero volver a los tiempos esenciales
del mar Azul y el sol Amarillo,
cuando Napoleón era Bonaparte
y vivía a salvo de historiadores,
quiero ser primario y perfecto
como una piedra contra la policía,
alegre y ligero en el patio de antes
y no triste y teléfono como ahora,
qué me hicisteis, quiero saber
que habéis hecho conmigo en los últimos años,
quién me ha dejado estas mil variedades de ruido,
por qué tantos nudos y multiplicaciones,
por qué mis manzanas vienen ahora
con advertencias y notas a pie de página,
por qué no puedo conservar la sencillez
del gusano o el vaso o el musgo o la peonza,
los sueños de una flecha y una sola diana,
por qué ya no puedo ser elemental como antaño,
cuando creía en la verdad entera y la justicia entera,
cuando creía en el SÍ redondo y el NO redondo,
cuando todo era seguro y completo, exacto
y mío,
cuando no existía el
a veces
depende
tal vez
quién
sabe.

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Los límites
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La amo cuando está
demasiado lejos
o demasiado cerca;
las distancias medias
sólo sirven para amores a medias
y nosotros amamos al límite:
aquí se juega a trueno
o se juega a nada.

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La historia
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Si coges un libro de historia
y lo aprietas con las manos,
verás salir por sus costuras
regueros de sangre.

Ábrelo.

Leerás que los vencedores
siempre apelan
a Dios
y a la ley
y a la verdad
y a la patria,
pero ganaron porque tenían
más soldados,
más cañones,
más caballos
y generales que estudiaban mejor
las líneas negras de los mapas.

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Los comunistas
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Se alzaron contra
el hambre
la guerra
el capital
la injusticia
su espuma agitaba
el dédalo de sordos
eran puros
como un lápiz
prometían
peras azules
panes trisílabos
bicicletas
cuando al fin subieron
a los balcones de mármol
forjaron
tantas hambres
tantas guerras
tantos capitales
tantas injusticias
que hubimos
de arrancarles
su caja sin música
hubimos de borrar
su cuenta de ceros
hubimos de huirlos
y desaparecerlos
para volver
al mismo hambre de siempre
la misma guerra de siempre
el mismo capital
la misma injusticia.
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2 comentarios:

Odile dijo...

¡Batania, menudo descubrimiento! Desde que los he leído Los tiempos esenciales y Los límites me persiguen sin remedio.

Un beso primario y al límite

Julio César Melchior dijo...

Cuántas verdades en pocas palabras!!!