las flores del barranco
nacen, sin más,
cada mañana
entre la umbría y la solana
los almendros, voraces,
se dejan abrazar
por el viento y la lumbre
que los acoge
las piedras del camino
se hacen lecho de los pasos
y rumor en los ríos
donde redondas se amansan
los pájaros, velocísimos,
hermanan el crepúsculo
en la desbandada
cuando el adiós a la luz
Los montes malheridos
escupen sus mortajas
con el verde impoluto
que les regresa la vida
Hay días
que sólo necesito tener
un sendero bajo mis pies
para llenarme de tí
3 comentarios:
El amor y la naturaleza...¡Qué serenidad transmite tu poema, Eloy! Ojalá tengas un sendero bajo tus pies cada día.
Un beso verde monte
Y los pasos suenan quedos, y ves el camino, y sientes esa fusión con el poema.
Es ese momento que nadie conoce otro mundo, el de "sin más". Ese universo simple que nació sin más.
Una maravila... es precioso.
Un abrazo
Chuff!!
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