Hoy estoy más bien contento
-ya me falta menos para ser feliz-.
Insisto: todo parece estar bien.
Se que esta preconcebida felicidad es algo pasajero,
algo derivado de un ingenuo desvarío,
pero aún así siento un ligero cosquilleo en las arterias
y en la boca se me dibuja una estúpida sonrisa
que incluso daña la comisura de mis labios.
Vayamos a jugar entre este puñado de locos.
Bebamos junto a los hipócritas y lloremos lo justo.
¿En esa absurda inocencia consiste la felicidad?
Pero si puedo reir, sanar, saltar, llorar ... y sin pagar precio.
Me habéis regalado entre todos una enorme sonrisa
con la que resulta llevadero ejercer de persona.
Os agradezco vuestros pequeños detalles significativos:
esa mueca, este abrazo, aquel guiño, esas manos.
Gracias por todo, vosotros los imperfectos,
los idealistas, los del otro lado, los locos de remate.
Siento en vuestras miradas la sed de vivir
y pienso en quedarme atascado en ese ascensor
sin aferrarnos a medidas de emergencia,
sin separarnos del centro de esta ilusión,
pues no quiero despertar sobresaltado
por alguna fuga de amor por resquicios de oscuridad.
Puede que todo se haya parado esta noche
en este lado del espejo donde habito
con vosotros, los imperfectos.
2 comentarios:
Volvamoas a la alegría. Yo me conformaría con estar feliz un rato, serlo ya es más complicado.
Los/as imperfectos/as, las/os locas/os de remate, los/as del otro lado del espejo...
¿quienes son/somos en realidad?
Me ha encantado este ingenuo desvarío
Un beso desde el otro lado del espejo
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