sábado, 12 de junio de 2010

senderos






las flores del barranco

nacen, sin más,

cada mañana

entre la umbría y la solana



los almendros, voraces,

se dejan abrazar

por el viento y la lumbre

que los acoge



las piedras del camino

se hacen lecho de los pasos

y rumor en los ríos

donde redondas se amansan



los pájaros, velocísimos,

hermanan el crepúsculo

en la desbandada

cuando el adiós a la luz



Los montes malheridos

escupen sus mortajas

con el verde impoluto

que les regresa la vida





Hay días

que sólo necesito tener

un sendero bajo mis pies

para llenarme de tí






3 comentarios:

Odile dijo...

El amor y la naturaleza...¡Qué serenidad transmite tu poema, Eloy! Ojalá tengas un sendero bajo tus pies cada día.

Un beso verde monte

Jose Zúñiga dijo...

Y los pasos suenan quedos, y ves el camino, y sientes esa fusión con el poema.

ZenyZero dijo...

Es ese momento que nadie conoce otro mundo, el de "sin más". Ese universo simple que nació sin más.

Una maravila... es precioso.

Un abrazo
Chuff!!