miércoles, 28 de marzo de 2012
La esperanza es un campo arado
En las botas el camino
tiene un poste de renuncia.
Pero la siembra es una casa sin harapos
como una luz de faro esperando barcos para enlazarse
y cubrir de anclas su marina utilidad.
En el sendero la siega
deja una cama mullida de hojarasca.
Hay voces que recrean el el susurro materno
lo mismo que hay futuros lisos como explanadas
y anchos campos de Castilla a ambos lados
de una mirada que proyecta parques públicos
y atesora un jardín de estaciones como quien resguarda a un hijo
de la parcial arquitectura de las ciudades nido.
Cada pueblo intuye una fuente
y toda fuente es un ansia de brazos.
Porque la luz ha sesgado los augurios embozados
y hay un claro de bosque en cada intercambio.
En las praderas sin sombra se vislumbra un horizonte
como la carne busca piel para azorarse
y hay dos cuerpos tendidos de la mano
con humedad de escarcha un homérico clamor sobrevenido.
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4 comentarios:
Extrañaba un poco el sabor de urgencia que hay en tu poesía.
Abrazos.
Es un estupendo poema.
Enhorabuena.
Nená
Abro tu cuaderno hoy por primera vez. El paraje con que nos recibes a ventana abierta ya es toda una declaración de intenciones, al menos para mí: bancales, olivos, creo que almendros. Aunque siempre me chirriaron los pinos en ese tipo de sierras agrestes donde un incendio arrasa con todo.
Me gusta como enmarcas la siembra en tu poema donde yo nado como pez en la tierra. ...la siembra una casa sin harapos, la siembra en el ámbito rural tiene siempre ese primer estadio de pulcritud, la pulcritud de la nascencia, el regodeo en lo que nace.
Eloy, comparto esa intuición por las fuentes.
Un saludo.
Manuel.
Gracias por regalarme este poema tan claro y luminoso, en el que se vislumbra un horizonte. Me gusta mucho. Sobre todo, la estrofa que contiene el verso: "y atesora un jardín de estaciones/como quien resguarda a un hijo".
Gracias también por tu hermoso comentario.
Un abrazo
Elvira
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