Vuelve el verso duro
como escama de celacanto.
Vuelve el tapial adverso,
el marasmo, los muelles
contrabandistas, la moneda varada
tótem del nuevo siglo.
Vuelve la apatía a los brazos
como fútil resistencia. Es
el ruido de fondo en los templos:
la rabia petrificada, la química
impuesta a contramano.
Escupen las rotativas
datos de sutil paranoia, las cárceles
presienten la utilidad de un poema.
Atropellos atardecen y cuerpos
que intentan inventar una orilla.
Metales pesados como piezas
de un mecano deslizan su gesto
de plomo en las vísceras de los peces.
Y el cielo tan azul tan promesa
en mi ventana la luna botón
de plata en mi noche tan tú
enroscada en mi pelo preso.
Y tus límites me expanden
a clandestino año luz ámbar
en tus cenizas desembarco con prisa
de reloj y abandono tendré que aprender
a apresar tu momento rotundo.
5 comentarios:
Nos ahogamos en los mares de asfalto
y siquiera vemos el coral rojo
de nuestra sangre salada.
hermoso poema en lo conceptual y en lo emocional. Muy orgánico. Un abrazo
Me había perdido este poema, Eloy, no sé por qué, pero no lo había visto. Un poema lleno de hallazgos que merece más de una lectura. Enhorabuena.
Un abrazo.
Leo
Me olvidaba, lo comparto en twitter. ;)
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