lunes, 30 de enero de 2017

Día D




Las noches de domingo tienen las venas rojas.
Como las horas perdidas en juegos
saben de gerundios tristes
escapadas al lugar que romperá la linealidad
esa ida sin vuelta
al fin.


Y de telón de sombras
los viejos pupitres, las mesas y las pantallas
el camino oscuro de barro
las calles recién dispuestas al desdén
y una noche
se aparea a sus semejantes en ruedas de a 5
perfectamente equilibradas.


Por eso las noches de domingo son
como la mirada de un reo en el patio
o la foto de la planta de reciclaje 

cuando hace ya dos años que cerró.



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