Esto
es lo que sucede.
Son cinco las heridas.
El daño subjetivo se agrupa
en subgrupos que
por supuesto
derivan sus consecuencias
en diferentes ramas que se
estratifican en forma de
árbol genealógico hasta
hundirse sin fin en las
entrañas mentales desde
que el tiempo es la medida con
la que nos hallamos.
A las cinco heridas
le corresponden de forma
unívoca y a la vez
aleatoria cinco máscaras
cinco disfraces de oficios dispares
que como colores únicos
en el reino animal
advierten
del peligro
en mí en ti y en ellos.
No es necesario
ni aconsejable
dejarse embaucar
por el sentido literal de las palabras
o caer en el foso irrellenable
que van creando párrafos
números letras seguidas de guión
en orden estrictamente alfabético.
Las heridas y las máscaras
se mojan
se reproducen
se expanden
se intercalan
confunden sus límites
como células primigenias
se nombran con vocablos
poco intensos.
El cuerpo es el arca
que encarna la misión
la señal infalible
para un observador concienciado.
Aceptar sin juicio
el lamento es una mesa sin patas
aprender
de la experiencia
como animales empíricos
superar las creencias
que mecanografían nuestro origen
y los pasos
hasta llegar aquí.
Son cinco las heridas.
El daño subjetivo se agrupa
en subgrupos que
por supuesto
derivan sus consecuencias
en diferentes ramas que se
estratifican en forma de
árbol genealógico hasta
hundirse sin fin en las
entrañas mentales desde
que el tiempo es la medida con
la que nos hallamos.
A las cinco heridas
le corresponden de forma
unívoca y a la vez
aleatoria cinco máscaras
cinco disfraces de oficios dispares
que como colores únicos
en el reino animal
advierten
del peligro
en mí en ti y en ellos.
No es necesario
ni aconsejable
dejarse embaucar
por el sentido literal de las palabras
o caer en el foso irrellenable
que van creando párrafos
números letras seguidas de guión
en orden estrictamente alfabético.
Las heridas y las máscaras
se mojan
se reproducen
se expanden
se intercalan
confunden sus límites
como células primigenias
se nombran con vocablos
poco intensos.
El cuerpo es el arca
que encarna la misión
la señal infalible
para un observador concienciado.
Aceptar sin juicio
el lamento es una mesa sin patas
aprender
de la experiencia
como animales empíricos
superar las creencias
que mecanografían nuestro origen
y los pasos
hasta llegar aquí.
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