El primer verso es un elogio
a esta forma
curva de irnos descubriendo.
A la pereza
que nos ata con el fluir incierto
de una carrera de caracoles.
Contemplarte en mi insomnio
divagante tu carne
plácidamente intocable
ese trecho tan mínimo de
sábana horizonte
de arrugas de noche y frenos
en el último instante
que evitan el contacto. Tú
luz que abres
de vida la vida en mis
enzimas. Cuadernos
sin pauta a seguir. Por fin
el sol lanza
un acertijo en tus plantas de
exterior.
Sin viento que nos redunde
y aumente con su lente las
descripciones más extenuantes
los silencios que lo son por
falta de salida.
Todos los blues tienen un
tren que no hemos tomado
Y hay flores extrañas en las
aceras
cuyo nombre desconoces. Agua
para la sed de tu vientre y
un verano
que lleva la luz de lugares
que han sido los paisajes
por los que nos hemos cruzado
en más de una vida.
Tú con los siempre de la
mano. Yo despistado
mirando hacia otro lado
como si el encuentro no
estuviera escrito en el primer verso
aquel que habla de esa forma
tan nuestra de descubrirnos
lejanos
los ojos rebosantes
de mar.
1 comentario:
Precioso.
Maravillosa la última estrofa
..."tú con los siempre de la mano. yo despistado,
mirando hacia otro lado..."
Besos.
Publicar un comentario