domingo, 6 de enero de 2013

Blogueando: tres poemas de Eva R. Picazo



(cuando fue)


hay semanas que empiezan en sábado

cuando consigues quitarte las ocho horas,

y despiertas de pronto en medio de la calle,

la misma que esconde esquinas

con ojos asustados de no más de quince años,

pidiendo algo que llevarse a la boca,

o la boca misma

para reventar con ella el hambre


cuando fue que nos quitaron el corazón,

nos inyectaron el miedo,

y miramos sin ver, y escuchamos sin oír,

cuando fue que construyeron la alambrada

y nos dejaron dentro


solos


yo, que enseñé a mi madre a leer,

a escribir, a perder el cansancio

que le puso el trabajo en las costillas,

yo que vertí sus cenizas demasiado pronto

para nadie


ella, que me enseñó a vivir

y luchar por lo que creo


por ella, por tantos, por todos,


vamos a salir ahí fuera

para que no nos pille dentro

la vergüenza de no pensar solo

en nosotros mismos


………………….






(algún día)


tengo una casa

tengo
una
casa

donde caben
tres clavicordios,
un piano de cola,
y la sinfónica de Berlín

d i v i s i b l e

en el cincuenta por ciento
del pasado continuo,
en los metros cuadrados
del futuro de mis hijos
y los hijos de mis hijos

de mis hijos

tengo una casa
con derecho a veinte años
de grilletes, cajas de ibuprofeno,
y de noches sin dormir

tengo una casa tan grande
que cabe el maldito silencio,
todos los muertos de Gaza,
la consulta de mi médico
y un mitín electoral

también tengo unos papeles
que dicen que tengo una casa
y un teléfono en silencio,

s i l e n c i o


¿y para qué?



……………





(que no venga la poesía a salvarme)



que no me encuentre sucia y derrotada,
que me sangren las encías
y los poemas escuálidos

que me sangren las cuencas de los ojos
y los verso me atornillen el corazón
al lado izquierdo del cuerpo,
que mis dientes mastiquen despacio
todo este silencio,
que el silencio no me sangre

que me sangre la palabra
que resbale en hilos rojos
por mis brazos y mis piernas
que resbale la palabra

que la poesía me duela
para no dolerte más
que me duela y me sangre
para no dolerme,
que forme una parábola
entre tu boca y mi boca

que no venga la poesía a salvarme

que no venga




Eva R. Picazo






1 comentario:

María Socorro Luis dijo...


Buenísima elección, Eloy.

Los poemas de Eva, siempre son un profundo y bello impacto.

Besos para ambos.