miércoles, 25 de abril de 2012

Sala de espera



Anochece cada vez más tarde
y sus colores son
cada vez más eléctricos.

En la casa hay direcciones veladas
al ojo detector,
caminos invisibles que no encuentran
la ventana que les mira desde afuera.

El tiempo se retrae,
se enquista en cordadas que no alcanzan
a divisar esa luz que se marchita en lo alto.

Como cansadas, las palabras
se detienen en las hojas.

Se acerca un aguacero de púas
reptando tras el espejo oval.

En la sala de espera
ya se apagaron las luces.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

has conseguido un ritmo muy intrigante, como ese ojo receptor

María Socorro Luis dijo...

Sugiere la soledad y el desasosiego de una sala de espera.

Me encanta la imagen de la penúltima estrofa.

Abrazo, poeta

Gino Ginoris dijo...

caminos invisibles que no encuentran
la ventana que les mira desde afuera

Va, me detengo y caigo.
Abrazo poeta.