miércoles, 29 de junio de 2011

Sandías.



Como aldaba indecisa
apareciste en la noche
-vestal de ojos de hiedra-
con la ingrávida materia
de que están hechos los sueños.

Yo, prisionero de lunas,
cubrí mi altura de pétalos
y tuve una noche insólita
de sandías violáceas
y confusas avenidas.

Frente a la vibrante espuma
fuimos azar e impostura,
terco amor de errante alcoba
en la que se cita el destierro,
ese impoluto señor tan bienvenido.

Donde fuimos olas, somos alas
y la erosión nos alisa las espaldas,
cóncavo amor, convexa vida,
tú, yo y la herida, que nos llama
a amanecer, amapola en las costuras.





3 comentarios:

Amelia Díaz dijo...

jooo...qué bonito y qué romántico

..................................y subes
.....................y subes
Cada día subes

Un beso, poeta sublime!!!

Odile dijo...

Tus poemas tienen un fluir tan natural...
Sigue regalando vida a través de los intersticios de tus palabras.

Un beso que no puede dejar de admirarte

María Socorro Luis dijo...

Amor fugaz, que deja huella?.

Hermoso poema.

Muxus