Él agrimensor, ella antropóloga,
de jornada laboral inexistente
y precario equilibrio en los andamios,
descubrieron en el Facebook
una amistad magnética
largos años larvada
por el muro
de un insondable silencio y la distancia
que recrean en las vidas los demiurgos.
Sus emóticos iconos respectivos,
avatares de un milenio en fase oral,
pintaron amarillos en sus labios
y antes de que la revolución ya fuera un río
al que llenan de clamor las avenidas,
ellos:
licenciada antropóloga en paro,
titulado agrimensor becario en fuga,
desmontaron el lenguaje de las grúas
y allí mismo,
con la perspectiva del cambio pintando de utopía las pancartas
y el amor animal rebuscando en los bolsillos,
les atrapó una marea sin permiso,
con sus muslos tan firme
mente enlazados
como cadena humana frente a la Corporación.
.
4 comentarios:
Eloy, gracias por pasar por mi blog y darme el camino para llegar al tuyo, me ha gustado mucho, seguiré llegando.
Gino.
Gracias a Tí, Gino, los caminos en la Red viajan en dos direcciones. Espero leerte más veces por aquí.
Muy actual, muy original, muy bueno.
Un abrazo.
Leo
Amén, hermano, amén...
Publicar un comentario