lunes, 1 de diciembre de 2014

Menú del día


Automáticamente
la noche emigra. Colecciona cadáveres.

Las calles sueltan la vida como de a poco
poniéndose a salvo.


Me cruzo con coches que se cruzan conmigo.
No somos los mismos y estamos cansados.
Cada día sostiene una causa y sus motivos
con saltos de línea y dosis justas
de desconcierto.


Son las doce. Comí pan con sobrasada.
La biblioteca ha sido rodeada por los árboles.


Pasajes del tedio. Recursos humanos
para abaratar los trajes de la pobreza.


En el tanatorio donde se abrazan los hombres
yo me abrazo a los hombres.
Los derrotados por la ausencia.
Los pasajeros amantes del tiempo.


Más tarde
hablamos de pintar muros a brochazos de versos
de conquistar el mercado armados de poemas.
Hablamos. En las paredes blancas ya no hay cuadros.


Y en el epílogo. Las calles recogiendo su botín.
Rebuscan los excluidos la foto en 3D que siempre les mira.

En la salida. El break. Risas con ojeras.
Pesos que deforman. Una marea desconocida. Palabras
no dichas que no se dirán. De nuevo el lenguaje
haciendo estragos.




4 comentarios:

Luis Salares dijo...

Me ha gustado el menú del día, aunque lleve su carga transgresora y melancólica de aquellos elementos susceptibles de cambiar...a mejor.

María Socorro Luis dijo...


Siempre me haces divagar, poeta.

abrazo

leolo dijo...

Bienvenido Luis Salares. Siempre estamos a tiempo de cambiar de menú o de intentar mejorar el que tenemos. Nos va la vida (y la poesía) en el intento.

leolo dijo...

Me lo tomo como un halago, Soco, me gusta hacerte divagar.

Besos.