domingo, 29 de diciembre de 2013

Ciudad desidia





Bajo un cielo sol de cañas y albedrío barato
entre el asfalto herido beatos bueyes en ángulo llano
vislumbran el mar donde la ensenada clama por una mancha
luces de estruendo llama adormecida teclea la torre telúrica
semiurbana desterrada en extrarradio
lejos y al lado del no sueño el estrabismo colectivo anteojeras exquisitas
servidas por cacique climatizado serviles sin sentencia.

En mi tierra definitiva el presente es un hábil cortafuegos
se detectan manos que lavan su piel demasiado a menudo
untan sus sienes con una capa antiadherente que evite el rojo con soltura
de cienmilveces masa de dos por dos consolidado
panorama insípido sin ansia de barcos como lluvia en mar
solo una extensión de puerto hasta el vómito comestible
una cuasiurbe de plomo vacía de sangre que se inflame
tierra exquisita mi lugar rancio azahar y monopolio
de gentes que pasan y no miran gárgolas que les escupen.

En lugar de río una plataforma intercambiable
tiene la ciudad que me patea y reza satisfecha en sus estigmas
conozco las virutas de su estirpe sucia en mareas de meses oscuros
pocas palabras escritas en una cita que desliza repeticiones
contenedores sitiados por basura selectiva ineficaz y diletante
como los pisos vacíos abstractos no lugares de paredes de aire
solares de la nada donde duermen los pájaros sucios
de mi ciudad atónita mi ciudad pisapapeles
hospital de guardia para habitantes perplejos.


1 comentario:

Tomás Rivero dijo...

Barroco como la política. Muy fuerte. Tal vez demasiado.

Saludos.