El título de este poemario está cargado de ironía
porque estar asténico y escribir un libro es lo contrario de estar apático o
débil, ¿qué hará el poeta Eloy Sánchez cuando esté animoso? Manifiesto
asténico, que forma parte de
la Colección Astrolabio de Ediciones Urania, es un canto a esa dicotomía que es
el amor y el desamor. Algunos de sus versos recuerdan a las escenas marinas de
Sorolla. Valgan estos de ejemplo:
Bajo las mieses de un invierno absoluto
rememoro una playa.
Un rostro
tan parecido al mío como una ola
a su suerte sucesiva, observa al tigre
que vela su coraza de juncos
en la orilla erguida del mundo iconoclasta.
El léxico de Eloy es rico, por eso el lector habrá
de recurrir al diccionario para conocer nuevas palabras. Algo siempre de
agradecer porque enriquece nuestro vocabulario. Sus metáforas juegan con
imágenes clásicas y con la lucha de contrarios. Por eso hablará de que los
labios de la amada se han convertido en espinas, o de que la pasión se ha
oxidado. Una musa a quien retratará en Valentine´s
Day, todo un canto al deseo desatado.
Ha estructurado la obra Eloy en tres partes, y todas
ellas están introducidas con unos versos hechos canción de Leonard Cohen, hacia
quien siente la gratitud del discípulo. Como el poeta canadiense busca un
paraíso terrenal en el que vivir y amar, sabiendo que el mundo tiene
circunstancias complicadas. Es ahí donde introduce temas transversales de Manifiesto
asténico, los problemas de nuestro tiempo: los desahucios de las
familias, las mordazas a la libertad de pensamiento y expresión, la avaricia, o
la situación de los nuevos inmigrantes que recuerdan a los de los años
cincuenta y sesenta. En el poema Placebo critica
la tiranía de las estadísticas, esas que los que las elaboran o las mandan a
hacer usan para que las personas se sientan números. Se revela contra la
propaganda que vende miedos y contra el consumismo autómata. Rechaza las
mansiones que han jodido las montañas, o las torres eléctricas que han afeado
los paisajes.
Volviendo al tema central del libro, sentimos los
momentos eróticos entre los amantes en poemas como Guía estival con ojeras sin resaca, Septiembre, o Preguntas. En estos dos vuelve a jugar
con la paradoja de todo parece ir bien y de pronto las cosas se empiezan a torcer.
Para ir acabando,
destacar el buen gusto de Ediciones Urania en la edición del poemario. Es
bonita su cubierta. Destaca el dibujo de fondo, el título grabado con las
letras escritas a tinta. Los círculos del lomo para identificar la colección.
La apuesta por editar a cuatro colores la cubierta. Da gusto la lectura de los
poemas por el cuidado diseño de la maqueta que ayuda al lector a visualizar con
nitidez cada elemento. Esperemos que Urania siga en esta línea de cuidar a sus
escritores y su catálogo.
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