lunes, 21 de octubre de 2013

Clepsidra



Me regala caminos. Engaña
al raptor de tiempo.
Nace cada día
tan solo para ser
la sombra en mi equinoccio.

Dudan sus lágrimas
cuando estallan
duda la sal de las olas
surfeando en su armadura
con el agua
que se ha rendido a los vientos.

Yo quisiera llover y desembarco
tan desnudo como una botella
una toalla o un libro
perdido en las letras de tu nombre
hasta el ocaso
que adelanta cada noche su destierro.



2 comentarios:

María Socorro Luis dijo...


Muy hermoso, Eloy. Mucho.

Buenas noches, con sirimiri y todo.

Amando García Nuño dijo...

Una sugerente estrofa, la última, también yo quisiera llover, pero -probablemente- no es hora.
Abrazos, siempre