martes, 18 de septiembre de 2012
Bodas de oro
Debe de ser muy tarde ya
si las pisadas han perdido sus sombras
y caminan descalzas por la ladera.
Amanecimos líquidos
y en otro lugar.
Nos desandamos lo justo:
el peso mínimo, los pasos últimos.
Tu sol en mi frente hizo señales.
Reíamos
a gritos
toda la ruina pretérita.
En los puestos de palomas las espitas atascadas
-yo contra todos y la marea subiendo-
pero abrazos, tantos, y cómo no
beber de aquella euforia,
aleluya de espejos deformados
y lente oblicua.
Desactivado el sueño
una deriva de voces acallaba el valle.
Mis chanclas, mis bolsillos y yo,
con escorzo de hierba,
bañados en el zumo estelar
de las riberas negras de la noche.
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2 comentarios:
¡Qué bueno, beber de la euforia, mientras nuestros complementos se bañan en zumo estelar!
hola poeta, buen texto este, intrigante y a la vez lucido.
mi abrazo.
Gino
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