domingo, 28 de agosto de 2011

Guía estival con ojeras sin resaca



No oculta la humedad
su tentación calórica,
esa suerte de meseta
contemplada con fruición,
con siesta ácida y semilla
abierta, libre, engañosamente
estructurada en sus
muslos como ascuas.
La pose estilizada
y el desdén a deshora
en el lánguido sofá
son motas que expanden
su sinuosa estructura helicoidal.
El sistema permanece
activo, el nivel de frigorías
mantiene el equilibrio
irreal en los espejos.
Los textos, distribuyen su lenguaje
con sagacidad en las gotas,
que resbalan y se funden,
piel sobre piel imaginada.
Y en el balcón las abejas más sumisas
liban un lúbrico licor en los geranios.
Se paró el funicular del mediodia
y las cometas se enredaron en los cables.

Suerte sería
no bajar cuando
todo baja
también.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí, realmente sería una gran suerte no bajar, quedarnos aunque fuera aferrados a los cables del funicular. ¡Si no fuera por esa dichosa ley de la gravedad!
Desde hace tiempo que paso por aquí y nunca te había comentado, pero siempre disfruto leyéndote.
Un cordial saludo.