lunes, 8 de agosto de 2011

Elástico



Entre el sueño y la vigilia

desmontamos el tiempo,

atamos sus alas

a quiméricas rocas

y bebemos el agua

que seca los pozos

con la bárbara avidez

de la primera promesa.

Surca el cielo un ronco gris,

un infinitesimal quejido,

pero tus manos pintan de azul

la armonía que precede al rayo.

Así sucede entre nosotros,

a ratos, una quietud

leve, de tiempo indefinido

con aroma a quejigo

u otro árbol innombrable.

Un ladrido equidistante

entre la ternura que cumplen los años

y el deseo fértil

que se enrosca

inútilmente entre tus tallos,

temeroso ante mi mueca,

mitad áspid, mitad nieve.



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1 comentario:

Odile dijo...

Me encantan tus poemas de amor, Eloy. A veces quietud, a veces ladrido y así es el amor...

Un beso enamorado de la gente que ama