martes, 21 de septiembre de 2010

pequeñas soledades diurnas




esta soledad no es una llama
es el tiempo que insolente se derrama
en atributos y estancias
y nos ata y nos lleva
hacia angustias paralelas
que en oscuros parajes nos reclaman
.
esta soledad no es un aviso
es el tiempo que se cuela indolente sin permiso
entre las páginas inmensas del hastío
y nos recluye y nos destruye
con agrio sabor de bélica rutina
que nos transforma en anónimos refugiados
.
abres la puerta
nuestras soledades se encuentran
y el tiempo se diluye, se estira, se suicida
.
mi boca, tu boca
mis manos, las tuyas
el calor que desprenden los cuerpos
cuando deciden amarse a contratiempo
me salvo, te salvas
en esta soledad, la nuestra, tan bienvenida
.
,
,

1 comentario:

Paloma Corrales dijo...

Me gusta esa salvación de soledades encontradas que hace olvidar residuos.

Abrazo.