miércoles, 14 de julio de 2010
tres
vuelvo a casa, son las tres,
arrastro los pies
por el asfalto herido
de sol, son
las tres y diez
los árboles, los mismos árboles
de ayer,
me saludan sus hojas
con una brisa inesperada,
me iré y ellos
seguirán ahí
con su labor pionera
de ser árboles
de ciudad,
mi ciudad donde pervivo
hace
demasiado tiempo y son
las tres
y diecinueve al pasar
junto a la última boutique
de ropa para pijas,
me pica
la cabeza por el sol
¿iré a la playa?
¿o me quedaré varado
en mi mar, como siempre?
me gusta el mar,
me pone contento,
pero siempre es todavía
y ahora el tiempo
difumina los pasos
al pasar
junto al reloj del casino
que elegante
y decadente
marca las tres
y veintitrés
y crece
este martestrece
sin rencor
ni apatía,
voy sólo, con la sombra
mi sombra
mi amiga sombra
fiel y atolondrada
compañera de la nada
las tres y treintaitrés
la ciudad se hunde tras mis pies
mi casa me recoge
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4 comentarios:
hola mi amigo! cordial saludo ^ ^!
su blog se ve bonita 0_0
por cierto,
si usted necesidad de encontrar fuentes únicas, puede ir a nuestra página web.
saludos cordiales;
Treinta y tres minutos
Son todo el tiempo
Que ella necesita
Para llegar al refugio.
Amigo Eloy, veo que los paseos sirven para algo más que para andar. Para pensar un poema como este, por ejemplo, donde todo queda planteado entre pasos de pisadas y pasos del reloj. Y, al fin, la casa.
Abrazo
Me gusta mucho Eloy, todo cuanto dibujas al transitar con los minutos se hace hermoso, siempre, ahora, todavía... en cada verso.
Besos
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