Río
Mi calle es un río.
Los coches son
enormes cantos
rodados con ruedas
que se aperciben del frío
inquieto del deshielo
y ansían un mar
en el que no desembocan.
Mi calle
no es un río.
Los árboles,
en la ribera del sueño,
adivinan la cadencia del agua
que no les convoca.
En mi calle
la música es líquida aventura
y las notas entonan
un quimérico aleluya.
2 comentarios:
Me gustaría ver este poema en un libro tuyo, se lo merece, te lo mereces.
Abrazo.
Gino.
Sencillez, ritmo, frescura.
Un encanto
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