Te pienso en días de coronas y flores,
días sin juicio, de sentirme tan extraño
abrazado al vacío de tu inmensa deshora.
Es casi morena,
sus ojos dos almendras que ríen con las lluvias,
sus manos,
aristas como labios,
su risa
... es un tremendo terremoto.
Me mira a los ojos y no sé que hacer con ella.
Me hago el fuerte. Me agiganto.
Le cuento cosas que invento.
Le digo que es muy cierto.
Sus labios geométricos me dicen que me creen.
Cuando estamos solos jugamos con las sábanas
de otros.
Me dice que ...
tantas cosas por hacer
y nosotros aquí
sin números ni escaleras,
sin máquinas,
sin cielo apenas para acunarnos
sin todo,
con nada.
Pero también llora como una amapola
tras una lluvia no deseada,
y es así como crece, como una nube blanca,
como ...
(Pero ella no sabía ...
que hoy es siempre todavía)
2 comentarios:
Me encanta el compas de tus letras, sin todo, con nada.
Y me apasiona el final, ella no sabia que hoy es siempre todavia.
Un abrazo
Hola Eloy,
Gracias por la buena onda. El poema me resultó familiar. Me gustan estas conexiones. Como la de la etiqueta 1989...y los amigos comunes.
Un abrazo
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