sábado, 24 de octubre de 2009

Puentes que cruzamos.


Tú,
que no te vayas nunca,
sé tú, eternamente fugaz,
inaccesible tal vez,
pero siempre existiendo
en delirio, de noche, con fuego
o ardiendo tan lejos
que humaredas o vientos o esponjas
de jamás encontrarte,
de nuncas,
de adioses sin ira,
se vuelvan violentos,
gozosos
en la suprema dicha de afirmarte
(de afirmarme),
sabiendo que eres, que vives y gozas,
... porque tú no te vas
... no te vayas,
y si acaso un día
amaneces tan gris,
como sin llama,
no llores,
tendremos recuerdos de puentes que cruzamos,
y de viajes nunca planeados,
futiles sombras,
nuestras quimeras.

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