viernes, 15 de marzo de 2019

Reseña de Joan Pinardell a Diario inacabado de una despedida







Me llega la primera reseña de Diario inacabado de una despedida (Ed. Tigres de Papel). Joan Pinardell hace una lectura profunda, desgrana sus impresiones con una claridad expositiva que le caracteriza y desde su gran corazón comparte el cómo y el qué de unos poemas que son "Memoria sagrada que se bate con la despedida. Esencia inmortal que lidia con el olvido y el vacío."
Gracias, Joan.


DIARIO INACABADO DE UNA DESPEDIDA
DIARI INACABAT D'UN ADÉU
Eloy Sánchez Guallart
Edición bilingüe
Editorial Tigres de Papel


Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdemos.”

Jorge Manrique



En edición bilingüe y con una cuidada maquetación la Editorial Tigres de Papel nos presenta el nuevo poemario de Eloy Sánchez Guallart, autor de Manifiesto asténico, (su ópera prima) y de Como soles patagónicos, poemarios ambos que fueron publicados por la Editorial Unaria.

En esta nueva obra, Eloy Sánchez Guallart, sin abandonar su riqueza de imágenes, tan característica de su manera de decir, (siempre tan dispuesto a lidiar con lo onírico-siempre expuesto a la revelación instintiva y no menos colorista), se sumerge en una poesía íntima cuyo sortilegio tiene como resultado un estremecedor equilibrio entre la forma (la manera de decir) y el contenido (el sentido de lo dicho).

Es una poesía viva la de Eloy capaz de dilucidar los signos latentes que esconde la cotidianeidad humana. Por eso desde este Diario Inacabado, el poeta nos revela su dolor, tanto físico como espiritual, su desesperación ante la sordidez de la sombra, de lo borroso, de lo que se ha marchado aunque siga presente, la perplejidad ante la futilidad de la vida, la violencia pasiva con que la enfermedad rubrica el devenir humano, la desmemoria criminal que asedia a los seres queridos condenándolos a ser meros objetos.

Desesperanza, exasperación, enojo, son frutos de ese árbol que mira al otro partir. Pero en la fragilidad desmemoriada de esas escuálidas ramas cansadas encuentra el poeta el amparo de otros árboles. El consuelo de sus recuerdos. La vida sigue siendo bosque, la vida se sostiene con manzanas de amor, con limones de cariño, con almendras de nostalgia que son como rosas/rocas de memoria y de esperanza que, cada mañana, abren su corazón y lo tienden frente al mar, y eso es algo que el poeta, ni quiere ni puede acertadamente en su obra, obviar.

El peso, el terrible peso del dolor ajeno, más pesado a veces que incluso el propio, se confronta en el poemario con la amorosa ternura que desprenden las cosas amenazadas. Y desde la fragilidad, el amor y la evocación aparecen en la poesía de Eloy los atisbos de un intento por asir lo que se escapa. Memoria sagrada que se bate con la despedida. Esencia inmortal que lidia con el olvido y el vacío.

Joan Pinardell





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