martes, 15 de noviembre de 2016

Esa mujer helmutnewton


Qué hace a mi lado esa mujer helmutnewton
saliendo de la ducha con tacones blancos
y gotas de ébano en sus pechos funambulistas
cruzados los espacios en los que descanso
de esta pinacoteca fría y larga que es ir muriendo a poco.


Qué ardor me come cabal y duro de tristezas
cuando dobla sus piernas megalíticas sobre el mí mayestático y orondo
a qué orinoco afluyen las lluvias que la construyen
en plenos trópicos obscenos de preguntas.


Qué mes levanta un limonero en su novena altura
si el viento pide pájaros y ella encuentra prioridades.

Cómo amarla a falta de segundos para el cierre
con ausencia de lúbricos antídotos para el vicio
de ser uno más de los frutos en su lengua alquimista
cuando destrozo armarios con un rompecabezas de prendas acumuladas sin ton.



Prometo no quererla eternamente
desde posiciones tomadas al enemigo albedrío.
Seré firme y generosamente distante
como un caimán adormecido en la ciénaga
si me lanza el conjuro que hagan suyas mis huellas.



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