jueves, 8 de octubre de 2015

[La noche en que se fueron los cíclopes]


La noche en que se fueron los cíclopes
mi pelo mojado en la península
agria. En la penumbra
un espacio de ondas donde los colores
recorren todas las bondades del gris
o el ocre tostado
tras el sol de ayer.

Como garfios los pies
amarrados al sueño
perdido que se ahoga en sal.

La nevera es un volcán extinto
que grita ruido.

Uno se descalza para ser más tierra
y asume su envergadura de pez
en cuadrículas finamente etiquetadas
por arquitectos estrictos
que han sido abandonados por mujeres en hoteles
de costa menguante.

Repiten la ceremonia
como si no hubieran huido hacia azoteas
en las que cuentan flores.


Más adelante
me cortaré el pelo
para no ser agua
adherencia salada
en la cama bifronte.



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