El modo en que a veces te quiebras
El modo en el que a veces te quiebras,
astillándote en hijos delgados,
es tu forma elemental de estar presente. Yo
te contemplo, agazapado, completa, desplegada
como un índice, erguida igual que un dogma, yo
disipo mi violencia perezosa
en la fertilidad de tu asombro,
astillándote en hijos delgados,
es tu forma elemental de estar presente. Yo
te contemplo, agazapado, completa, desplegada
como un índice, erguida igual que un dogma, yo
disipo mi violencia perezosa
en la fertilidad de tu asombro,
renacida, tras el largo barbecho de la noche.
Y no hay desdén, solo aureolas de viento,
como siempre, arropándote.
Deja que te ame unos segundos,
cuerpo de luna doblada y escondida.
Sin pasarme, deja que te ame unos segundos.
........................................
En blanco (de sentencias, gotas y vasos rebosados)
Olvidar lo que he aprendido,
ser como un niño otra vez y sorprenderme
quedar en blanco, volver a inaugurarme.
No admitir de nuevo la enseñanza
de vuestra escuela de siervos secular.
No, no vengáis
a sembrar en mis surcos ni a regarlos,
no me miréis siquiera, no toquéis
el sillón desde el que quiero contemplaros.
Veré monstruos, desde luego, es lo que sois.
renunciaré al olfato si apestáis,
me guardaré las manos en el cuerpo
cuando descubra a mi pesar que sois tangibles.
Ahora puedo defenderme de vosotros
ya que nadie me ha enseñado a ser paciente,
nadie tumbó mi libertad, no me hice dócil,
ni se asfixió mi torso en vuestros brazos.
En esta ocasión no seré vuestro,
quedaré en blanco,
la primera huella impresa en la nevada
será mía,
seré ese bruto instintivo al que teméis,
cerrad las puertas,
ser como un niño otra vez y sorprenderme
quedar en blanco, volver a inaugurarme.
No admitir de nuevo la enseñanza
de vuestra escuela de siervos secular.
No, no vengáis
a sembrar en mis surcos ni a regarlos,
no me miréis siquiera, no toquéis
el sillón desde el que quiero contemplaros.
Veré monstruos, desde luego, es lo que sois.
renunciaré al olfato si apestáis,
me guardaré las manos en el cuerpo
cuando descubra a mi pesar que sois tangibles.
Ahora puedo defenderme de vosotros
ya que nadie me ha enseñado a ser paciente,
nadie tumbó mi libertad, no me hice dócil,
ni se asfixió mi torso en vuestros brazos.
En esta ocasión no seré vuestro,
quedaré en blanco,
la primera huella impresa en la nevada
será mía,
seré ese bruto instintivo al que teméis,
cerrad las puertas,
porque yo sí sabré lo que buscáis,
cerrad las puertas.
Ramón Ataz
7 comentarios:
Gracias por traerlos aquí, Eloy, Ramón es un enorme poeta.
Son dos poemas que, la coincidencia además, me gustan especialmente.
Un beso para ti y otro para Ramón.
Eloy, gracias por dejar un sitio de tu blog a estos poemas y gracias, Sofía, por todo lo que dices. Abrazos y besos que podéis distribuír indistintamente.
Falta el comentario del que te descubrió para mis ojos al menos, Ramón, Tomás Rivero, otro gran poeta. A él tengo que agradecérselo, pero con tu permiso, Eloy, si me lo permites, lo hago aquí en tu blog.
Enorme poeta Ramón, como bien dice Sofía Serra, amigo Eloy.
Aveces me desespero, ya lo sabe Ramón, de que poetas como él, no estén en todas la librerías de este país. Me desespero.
Y aquí queda mi comentario, admirada Sofía.
Gracias, Eloy por acordarte en tu blog de Ramón Ataz.
Un abrazo para todos.
Ramón, Sofía, Tomás, es un lujo teneros en este lugar.
Un abrazo admirado a los tres.
Tomás, solo puedo agradecerte, al igual que a Sofía y a Eloy, que tengáis tan buena opinión de estas cosas que escribo. Sabéis que el gusto es recíproco y que, en esta serie de comentarios, estais tres de mis poetas preferidos.
Otro abrazo a todos.
Eloy...
Publicar un comentario