miércoles, 24 de enero de 2018

Nocturno en la ciudad cansada





El bar Cinema tiene las persianas bajadas
tampoco abre hoy el Raspa
ni el Beat 2 ni el Blue Note
un hombre solo acodado en la barra
del Terra frente a media cerveza
me mira con desgana al abrir
la puerta del local y una luz
me devuelve al plácido ecosistema.


Martes 24 en la ciudad desidia.
Mi hijo cumple años en un país cercano
desde el que nos miran por encima del mapa
con curiosidad de entomólogo.
 

Las arañas de la calle La Luna
se aseguran la supervivencia un día más.
 

Un excremento de perro
oscuro como un credo
solidifica su figura fibrosa
al lado de la tienda Imaginarium.

La calle es un simulacro
que ya no guarda sus secretos
en la noche precaria del desasosiego.
 

Luces como teas llameantes
aceras donde crecen plantas
que no regará ninguna lluvia próxima
tiempo para regresar a casa
y pulsar como un autómata
el mando del televisor de plasma.



En la esquina de la calle Herrero con Jover
perdura una luz lechosa
desparramando su cuerpo etéreo
sobre estantes repletos de anatemas.

Entro en la librería de ocasión de Vicente
cuatro libros por un euro.





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