miércoles, 5 de abril de 2017

El otro lado de la cama





Sin avisos ni suturas
el paisaje en torno al nosotros
se hizo corazón y casi tarde
fue que nos recortamos el pelo
y pasamos el cubo a cuchillo
por las pisadas de barro
que alargaron la cocina con desdén
desde julio hacia al menos enero.


Antes de cosechar firmes augurios
envueltos en papel de hornear
decidimos sembrar semillas de verano
y reponer cabinas telefónicas
en las esquinas en que arrancaron los bancos.


No fue buena idea cambiar de lado
en la cama de todos los sueños
yo perdí a mi insomnio varias veces
tú cruzaste al costado desde el que mirabas.


Hay incendios que regeneran la tierra
y bucles de palabras que duelen como dagas.


Celebro la proporción y el sustento
ciertos detalles que me renuevan
sin dejar de untar con dulce
el cansancio que genera mi rostro reflejado.


Quisiera poder explicarme mejor
amar a todos los cuerpos
convertidos disidentes o asociados
declararlos singulares y bienvenidos
como haría mi madre si no fuera una alondra
pero hay veces en que el mundo
se unge con pinturas de guerra indelebles
y ciega las manos con un pavor extraño.
Entonces me repliego caracol y exijo lluvia
busco en el nosotros la obstinada fuente
que mana desafiante en las sequías
y leo poemas por inercia o por ejemplo.


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