miércoles, 22 de abril de 2020

Puntos de calor en un mapa nocturno




La hecatombe se sirve en pedazos fríos
con mordaza de sosiego
pequeñas mantitas para los pies
y alambre seco en la mirada.
Suben a los mapas puntos de colores
los hermanos se tocan desde pantallas planas
trastean con las manos
las manos son hologramas de hastío.
Por la noche, superlunas y hospitales
blanquísimos pasillos en avenidas vacías
la espera poderosa del que no puede volver.

En notarías, en helicópteros, en cerrados cines
de verano, en bibliotecas públicas,
en hangares de ensueño, en flores
que no te di, en blancas
toallas de hotel, en mítines, en campos
de entrenamiento, en centros
privados de enseñanza, en rincones
tomados a la herrumbre, en conciertos
de pago, en antiguas ciudades imperiales,
en salas de desespero, en moteles
la soledad es una llama
que se propaga fértil.



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