"No hay cicatriz
por brutal que parezca
que no encierre belleza"
PIEDAD BONNETT
Fluctúa en colores
del color carne -obviamente-
al rosa palo
y así sin tregua
escinde sus contornos
como una marea.
Yo le lanzo
dos veces al día
un aluvión de microgotas
y la observo mutar
desde mis ojos sanadores de poeta.
Su forma de boca
y ese hilo que cierra su sonrisa.
Con mis manos diminutas
dibujo un bosque en sus límites.
Así, se convierte en lago oscuro
cordillera en miniatura
o en otra cosa que invento.
Hay noches en que me llama
por mi nombre recortado
con sus labios de sutura
me recuerda lo que somos:
seres cosidos al tronco
madera para el incendio.
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