He tardado tanto para no llegar
para llegar al lugar que ya no es.
Me perdí en constelaciones de juguete
abandoné las naves antes de quemarlas
y con los pies de barro
alcé un camino en círculos concéntricos.
La noche alardeaba su secreto.
Los animales ejecutaban su danza instintiva
en el claro redondo que iluminaba el cielo.
Y ahora miro atrás y no
no reconozco la huella
ni veo las luces que titilan
en el punto de partida
solo esa voz que arremete
y se encalla
y me habla desde mí.
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