No encuentro
esa palabra
en la que
estés o seas
ese adjetivo
simpático y esdrújulo
que te
contenga toda.
Está tu
abrazo
y yo me
transformo en árbol
savia que
inoculas
en los seres
que te celebramos
está tu mano
apisonadora
del humo
desbrozando
caminos al amor
tendiendo
puentes
como si
fueras
zapadora en
la batalla cotidiana
de
-otra vez-
el amor.
Estás y eres
hacedora de
vida en el borde
regalándote
a cada paso
rellenando
grietas con tu mirada reset
para que las
palabras con que te nombramos
sigan
teniendo sentido.
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