lunes, 3 de abril de 2017
38 kilos
Y cómo llorarte ahora
que no eres nada
la nada al peso
exactamente
38 kilos
de masa prescrita
rodando a cuatro ejes
por un espacio caduco
de vida.
Me dicen
quedan las manos
buscando las manos
y el pulso abierto
de los recuerdos
que ya son
una quimera
troceada al gusto
del recordador.
Y estamos
todos aquí
claudicantes frente al modo
de fingir
somos correctos
fantásticamente
domesticados.
No hay botón
en este limbo o lugar
de cadenas de sal
que apague el peso
de la culpa
y borre de un click
toda una historia pactada.
Imposible así
con esta aceptación pagana
mirar con ver
para llenar las pupilas
y llorar así
una a uno
o gramo a gramo
cada todo
de los 38 kilos
que ahora
son la cuenta atrás
ya propulsada
como aquellas
de cuando éramos
los figurantes
en una infancia difunta.
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