Siempre el mismo cautiverio:
las flores en el jardín perdiendo pétalos
batidas por el peso de la culpa.
La soledad de hoy es la de ayer:
árboles inmóviles vistos desde el ultimo autobús
la repetición del silencio cuando nieva.
Está acechando la bestia detrás de los paréntesis:
berrean los sumisos las canciones escritas
resisten al golpe y la herida los hambrientos de fe.
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