hasta volverlas inservibles.
Se disuelve en momentos que renacen
en cada maravillosa rutina.
Hay un río que esparce susurros
desde los tiempos del sosiego.
La noche se desnuda
para ofrecerse más cercana.
Atados a la tierra
nos desgranamos en ella,
sombra y semilla somos,
únicos y a la vez
parte del tiempo
que será una unidad de locura.
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