Se ha quedado dormida
la rana en el brocal de la fuente,
inmóvil, mimetizada a la piedra,
escucha el gesto cantor del agua.
Rabiosos insectos acumulan su ira
con rápidos movimientos
que quieren impresionar
al que les mira con ojos compuestos.
Cerca una lagartija trepa
musgo seco y piedra antigua.
Aquí sí, aquí
me gusta lo que permanece,
lo que no cambia,
o sí, lo que muta
en infinitas variantes
del mismo vivir.
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