No lleves en tus venas
una sangre que se hinche
y cierre su color a machetazos.
Mira
la poca dificultad que tiene un árbol
para sobrevivir en las ciudades
y el tiempo que dedicamos a personas
que ignoran lo mejor de ti.
Es viernes en marzo
y el cielo está tendiendo
a un color irrefutable.
No pierdas la mirada
en cuerpos deshabitados.
Fíjate en la algarada que se extiende
como esa planta trepadora
que tanto te gusta
por un parque público
a las seis y media de la tarde
de un día que pudiera ser
cualquier otro en cualquier otro lugar
pero es aquí, en este magma de vida
que nos sostiene a golpes o a trazos
donde sucede el tiempo
asignado a tu deshielo
y se va haciendo tarde en la tarde
y yo no sé
si hay que cerrar las puertas
o abrir las ventanas.
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