miércoles, 22 de diciembre de 2021

Eloy

 

Y ahora Eloy
¿Quién soy yo?
¿Qué queda de esa enorme
cabeza de cráter?
¿Dónde los sueños de jugar a cuatro
y ese grifo que goteaba como un perro?
Las cenizas se reparten equitativamente.
Hay vías de proximidad a las necesidades primarias.
Yo tengo un puesto de vigía en horario terminal
y las noches de descanso llevan dientes de sierra
como si fueran maquinaria activa de hospital.
El hombre gris
que se cruza conmigo en los pasillos
se aburre de mi pelo y de las sábanas
alza plegarias a un cielo
que es un damero de alta gama
y en todas las esquinas de mi casa
planta una duda como lo haría un insecto.
¿Hacia qué destierros se han posado mis ojos?
¿Qué fue de mí
antes de ser yo
ese nadie con óxido en los tendones?
Me interroga la luz cada mañana
con un rayo oblicuo de leche tibia.
Ruega por nosotros como si fuera un ángel
mientras recojo mis restos
del suelo de la ducha.
Quisiera
encontrar el botón que salve
a todos los animales
pulsar su cabeza de dios pequeño
con la rabia del odio escondida en el regazo
cruzar los espejos desnudo de apellidos
ya náufrago en los árboles
medidor de espumas
en la corriente azul del bosque sumergido
y dominar el relato con mi cola
de anchas costuras de aire
para que las lenguas muertas sepan
que una vez estuve
y tuve un nombre.


No hay comentarios: