Ciertas noches
somos
brutales
como animales heridos.
Ven a verme.
Te daré de comer.
Sonará un blues y marcharé
limpio de ti
al lugar que me devuelva
el camino enfundado de flores.
En noches así
aullamos como gatos
y mañana
mañana el sol la arena el frío
mañana un coche lleva las rutinas
marcadas a cartabón y escuadra
al lugar del donde siempre.
No rezamos.
Estamos al borde del mar y amanece.
El tiempo oscila según
nociones como latitud o demografía
o tal vez recursos
de primera necesidad.
Se nos huyen las ganas a veces.
Por eso
hay que coger el agua por los remos
sacudirse el polvo de los martes
salir a reclamar lo que se quiere
e intentar de nuevo el sortilegio.
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