Las olas crecían
con lentitud vegetal
en los cuerpos
mecidos
en rauda y caracola
eucaristía.
La boca ungida
de meloso derroche
levantaba un muro
más ancho que el ala
de un trueno.
Arena yo fui,
desértica y moldeable,
tú, húmeda, abrasadora
polar estrella nocturna
de incontables tentáculos.
Manjar tu boca enajenada
derramando mi herrumbre,
ya huésped en la sinuosa
línea que ensalza la vestal
mujer de arcana geometría.
5 comentarios:
Un poema estupendo, Eloy, como todos los tuyos.
Tu nexo piel a piel con esa mujer-diosa que dibujas con palabras puede imaginarse.
Me gustó mucho.
Un abrazo.
Tan lento, pero tan sensual, tan dulce, tan apasionado, que dan ganas de ser mar, arena y agua fundidos.
Qué te voy a decir, Eloy, si soy tu fan number one.
Me encanta!!!
Arrasador poema este que nos entregas hoy.
Imperdible.
Un abrazo
Gino
Lo logras, poema con el ritmo justo para gustarlo como se debe, lentamente, ese es el mejor modo de sentir cada matiz de tus versos.ù
Me gusta.
Un abrazo, Eloy.
Leo
Muy bello. Evoca escenas de amores mitológicos.
Un abrazo
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