Su arquitectura y su rayo,
ese temblor de iris,
los seis sueños que olvidaste
porque ya no había tiempo
y era tiempo de otra cosa.
La discontinuidad,
la dificultad, también.
Una manera exquisita
de escurrirse.
Su espalda
tapándome el sol
a las siete de la tarde.
Un diente contra todos,
Dos labios que declaran la euforia.
Tres veces y otras tres.
Ella y la cuchara.
La boca
así
la boca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario