Las diosas también habitan los libros.
Hera lame los labios de Atenea
palpa sus muslos deshaciendo el enigma
de las mujeres que no serán conquistadas
Hera lame los labios de Atenea
palpa sus muslos deshaciendo el enigma
de las mujeres que no serán conquistadas
Tenéis el verso
escindido, la verdad
ensillada a una mariposa
y en el hombro
una ceniza de aguas claras.
Quiso el hombre un lugar
entre los senos de las diosas
entre la hierba y la piedra
la niebla anuda el sendero
ensillada a una mariposa
y en el hombro
una ceniza de aguas claras.
Quiso el hombre un lugar
entre los senos de las diosas
entre la hierba y la piedra
la niebla anuda el sendero
Buenísimo.
ResponderEliminarAbrazo poeta.
Me gusta el cambio de apariencia del blog. La nueva cabecera también es espectacular.
ResponderEliminarEl poema es espléndido, o a mí me lo parece.
ResponderEliminarCiertas conquistas son puro dominio. Las diosas lo sabían.
Bello poema, Eloy.
Ciertas nieblas se despejan en tus versos, sin duda. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo
palabrasenbitacora.blogspot.com